El levantamiento polaco de 1863
Tras décadas con continuas y
duras limitaciones a la autonomía polaca, muchos polacos estaban esperanzados
de que la situación mejorase después de la coronación en 1855 de Alejandro II.
De hecho sí que hubo algunas concesiones: la ley marcial fue levantada, fue
declarada una amnistía para todos los presos políticos, fue nombrado un nuevo
arzobispo de Varsovia (la posición había estado vacante desde 1830, y la censura
se hizo un poco menos restrictiva. En 1862, Aleksander Wielopolski, polaco de nacimiento,
fue nombrado Gobernador del Reino de Polonia, en un intento de cooperar estrechamente
con la élite aristocrática y marginar a los democráticos separatistas
nacionales más radicales y revolucionarios. Todos estos intentos de
conciliación fallaron, tal y como se demostró con las manifestaciones
patrióticas que estallaron en 1861 tarde y se intensificaron a lo largo de
1862. Los rusos intentaron suprimir estas protestas con fuerza bruta, llegando
incluso a producirse muertos en las manifestaciones, pero que sólo generaron
más enojo entre los polacos y la difusión de los disturbios.
Wielopolski trató de aplastar los
disturbios en la noche del 23 de enero de 1863 decretando el alistamiento en el
ejército de aquellos jóvenes que habían participado en las manifestaciones y
algaradas. Esta medida de presión también fracasó e incluso impulsó a los
líderes del movimiento nacional la proclamación de un levantamiento general aunque
es cierto que ya estaba planeado con anterioridad. Los rebeldes proclamaron la
existencia del "temporal gobierno nacional," que lideraría la
revuelta con la esperanza de allanar el camino hacia posteriormente la instauración
de un verdadero gobierno polaco independiente.
El "levantamiento de
enero", tal y como es conocido en Polonia, se libró principalmente como
una guerra de guerrillas, con pequeños ataques contra las unidades rusas en
pequeños grupos en lugar de grandes batallas campales, motivado lógicamente por
la escasez de posibilidad de victoria por parte de los polacos. Durante dos
años y medio, hasta mediados de 1865 , 200.000 polacos tomaron parte en los
combates que se produjeron, siendo la cifra de 30.000 hombres quienes estaban
disponibles para la lucha en todo momento. Tras el aplastamiento de la
rebelión, miles de polacos fueron enviados a Siberia, cientos fueron
ejecutados, y fueron devastadas por la violencia ciudades y pueblos a lo largo
de Polonia. Todos los rastros de autonomía polaca se perdieron, y comenzó el
período más opresivo de la dominación rusa de Polonia.
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