miércoles, 23 de septiembre de 2015

Batalla de Himera, 480 A. C.

Batalla de Himera, 480 A. C.


Caballería griega frente a infantes cartagineses.

En el año 480 A.C.se libró  una de las batallas más sangrientas del mundo antiguo cerca de la ciudad siciliana de Himera, entre los griegos de Siracusa y tropas cartaginesas. Los cronistas de  la época observaron como causa del conflicto el aumento de la resistencia helénica contra la agresión conjunta de los denominados por los griegos "bárbaros", en este caso persas y cartagineses o fenicios '; Herodoto nos dice que la batalla se libró el mismo día de la batalla de Salamina, mientras  Diodoro concluye que coincidió con la de las Termópilas. Los eruditos modernos rechazan cualquier interpretación de esta coincidencia como evidencia de una estrategia coordinada de persas y fenicios, aunque el hecho de que los griegos se enfrentasen en ese periodo de tiempo a la invasión persa pudo haber lanzado a los cartagineses a llevar a cabo el proyecto largamente considerado de una invasión de Sicilia.

Un poderoso  ejército púnico bajo el mando de Amílcar Magón invadió la isla siciliana, desembarcando en Panormus, actualmente Palermo, a unos 45 Km. de Himera. Según fuentes, supuestamente dicha fuerza llegaría francamente a la increíble cifra de 300.000 hombres; sin embargo, una tormenta marítima durante el viaje a Sicilia destruyó  la mayor parte de su caballería. Como era tradicional, el ejército cartaginés estaba compuesto principalmente de mercenarios: no sólo libios, iberos y ligures, sino también corsos y feroces guerreros nurágicos de Cerdeña.

Mientras Terón de Akragas (hoy Agrigento) se hallaba en la ciudad de Himera preparándose contra el inmediato asedio cartaginés, Gelón de Siracusa marchó en su ayuda con una gran fuerza. Amílcar acampó al oeste de la ciudad, dejando sus barcos varados en la desembocadura del río que riega Himera. Su ejército asoló los alrededores, y Himera fue bloqueada tanto por tierra como por mar. Terón lanzó un ataque desde Himera con la finalidad de evitar e incluso destruir los trabajos de finalización de la zanja púnica y la empalizada que protegía las naves de los invasores; al principio la salida tuvo éxito  pero este intento se encontró de inmediato con un contraataque cartaginés, y los hoplitas de Akragas y Himera se vieron obligados a retirarse dentro de los muros de la ciudad.


Gelón de Siracusa

Cuando Gelón llegó con el ejército proveniente de Siracusa de 24.000 infantes y 2.000 soldados de caballería, decidió acampar al sureste de la ciudad, en un terreno donde podía usar su caballería en masa aprovechando  la falta de jinetes por parte de Amílcar. Se produjo una batalla en las laderas  del Monte Eurako (hoy en día, Monte Sant Calogero) cuando los mercenarios bajo el mando cartaginés fueron sorprendidos por la caballería de Siracusa mientras que estaban desprevenidos y o bien fueron masacrados o bien tomados prisioneros. Los griegos obtuvieron otro golpe de suerte cuando Gelón interceptó un mensaje de Amílcar en el que pedía a Selinunte, una ciudad aliada de Cartago, el envío de un contingente de caballería. En uno de los siguientes días, Amílcar Magón intencionadamente quiso hacer un gran sacrificio a Poseidón, el dios griego del mar y por la mañana muy temprano apareció ante las naves vestido con trajes de ceremonia para oficiar una masiva inmolación de animales.


 Griegos y cartagineses en combate

En este momento,  el tirano de Siracusa envió a su caballería a lo largo de la orilla, ya que conocía por el mensaje interceptado que esperaban ayuda y cuando fueron avistados por los centinelas púnicos, les confundieron con los esperados refuerzos de Selinunte y no dieron la voz de alarma. Los jinetes de Siracusa prendieron fuego a las naves cartaginesas  y luego incendiaron el campamento enemigo, que se hallaba en  un caos total. Los hoplitas surgieron desde la ciudad en apoyo, y juntos, la pesada falange griega y los soldados de caballería quebraron la resistencia de los mercenarios cartagineses en pedazos. Abrumadoramente derrotado, Amílcar decidió, según Herodoto, autoinmolarse por fuego ; según otros autores, murió accidentalmente entre las naves púnicas incendiadas. Sin embargo, es interesante reseñar que incluso varios años después de la batalla, los cartagineses todavía consideraban a Amílcar Magón como un héroe, llegando a erigir monumentos y altares en su memoria tanto en la misma Cartago  como en las colonias.



Mapa esquematico de la Batalla de Himera, 480 A.C.

El número de prisioneros púnicos registrados en las fuentes fue tan alto que en los años siguientes se dijo que existían 500 esclavos por cada ciudadano de Akragas. Los habitantes de Siracusa celebraron la victoria acuñando una nueva moneda, el demareteion o demareción y construyendo, con el trabajo forzado de los presos – un magnífico complejo de templos dóricos a los dioses de la victoria, cuyos restos hoy en día todavía pueden ser visitados.



Demareteion.

Cartago sufrió un duro revés . Había perdido su flota de gran alcance, incendiada en parte y en parte hundida en una tormenta que azotó los barcos sobrevivientes en su trayecto de regreso a casa y ya no tenía ningún ejército mercenario a su disposición.. La invasión había sido un desastre de tal magnitud que los gobernantes cartagineses, temerosos ante la posibilidad que los griegos se hiciesen a la mar  y asaltasen su propia ciudad, enviaron embajadores a Gelón para pedir la paz. Los términos eran honorables, pero se incluyó una gran indemnización de dinero, y por ello durante 70 años ningún ejército púnico pisó suelo siciliano.


Como suele ser normal, las afirmaciones de las fuentes antiguas sobre el gran número de cartagineses caídos durante la batalla tal vez sean improbable. Sin embargo, los trabajos en las obras del ferrocarril que une Fiumetorto y Ogliastrillo han descubierto en la llanura de Buonfornello, no lejos de Termini Imerese, hallazgos que han sido descritos por los expertos como la necrópolis más grande descubierta en Magna Grecia. Ya se han identificado más de 500 enterramientos, pero un estudio calcula un total aproximado de 12.000 tumbas que datan de los siglos V y VI A.C. Futuros estudios antropológicos de los esqueletos proporcionarán  información valiosa acerca de sus vidas, referente a la dieta y enfermedades y especialmente sobre si sufrieron o no muertes violentas. Entre ellos hay enterramientos colectivos que pueden considerarse como verdaderas fosas comunes, presuntamente vinculadas a las dos grandes batallas entre griegos y cartagineses de los años 480 y 409 a. C. en la zona de la actual necrópolis de Himera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario